La música inundaba los oídos de los transeúntes, eran ritmos
muy variados y comprimidos en pequeños aparatos electrónicos con micro
circuitos conectados a una gran fuente de poder desde la que se transmitían
mensajes ocultos.
Con cada nota musical venía un mensaje oculto,
impresionantes indicaciones criptográficas que llevaron a las personas conectadas
a tener comportamientos extraños, inconscientemente sabían que el viaje había
comenzado.
Muchos ya no podían
diferenciar entre las imágenes reales y las que se transmitían en sus cerebros
producto de los mensajes de la gran fuente de poder. La primera señal grave del
viaje fue una intoxicación en el metro, justo en la estación Tacubaya en la que
convergen miles de mentes conectadas que chocaban unas con otras hasta sangrar,
hasta morir.
Después comenzaron los suicidios masivos, la fuente indicaba
el lugar y la hora… el suicidio colectivo más sorprendente se llevó a cabo en
el Palacio de Bellas Artes, las mentes conectadas trepaban los muros y justo al
medio día de un sábado gris, saltaron al mismo tiempo inundando la hermosa
plaza color mármol con sangre.
Así se dieron un sinfín de acontecimientos, en todo el
mundo, hasta que sólo quedaron los elegidos: los programadores de la gran
fuente de poder, una élite de genios que al reunirse fueron testigos del gran
final, el verdadero viaje consistía en el traslado de átomos de un universo a
otro. Pero falló y una computadora terminó con todo… ahora la Tierra es sólo una
mezcla de bits y música, ¿quién necesita más teniendo eso? Quizá la música era
el verdadero viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario