martes, 7 de julio de 2015

El viaje...

La música inundaba los oídos de los transeúntes, eran ritmos muy variados y comprimidos en pequeños aparatos electrónicos con micro circuitos conectados a una gran fuente de poder desde la que se transmitían mensajes ocultos.

Con cada nota musical venía un mensaje oculto, impresionantes indicaciones criptográficas que llevaron a las personas conectadas a tener comportamientos extraños, inconscientemente sabían que el viaje había comenzado.

Muchos ya no podían diferenciar entre las imágenes reales y las que se transmitían en sus cerebros producto de los mensajes de la gran fuente de poder. La primera señal grave del viaje fue una intoxicación en el metro, justo en la estación Tacubaya en la que convergen miles de mentes conectadas que chocaban unas con otras hasta sangrar, hasta morir.

Después comenzaron los suicidios masivos, la fuente indicaba el lugar y la hora… el suicidio colectivo más sorprendente se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes, las mentes conectadas trepaban los muros y justo al medio día de un sábado gris, saltaron al mismo tiempo inundando la hermosa plaza color mármol con sangre.


Así se dieron un sinfín de acontecimientos, en todo el mundo, hasta que sólo quedaron los elegidos: los programadores de la gran fuente de poder, una élite de genios que al reunirse fueron testigos del gran final, el verdadero viaje consistía en el traslado de átomos de un universo a otro. Pero falló y una computadora terminó con todo… ahora la Tierra es sólo una mezcla de bits y música, ¿quién necesita más teniendo eso? Quizá la música era el verdadero viaje.

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