jueves, 20 de agosto de 2015

Pesadilla

Hay días así, cuesta mucho trabajo separarse de la cama, piensas en todas las posibilidades que hay si no fueras a trabajar, cómo sentirías el sol en la cara, podrías sacar a pasear a tu perro por ese barrio tan lúgubre, visitarías alguna biblioteca o algún amigo... pero gana el sentido de la responsabilidad, así que te desprendes de ese pequeño vicio y vas a la regadera, corriendo, siempre corriendo. Te subes al metro y con esfuerzo alcanzas a llegar a la oficina para que no te descuenten.

Te sientas frente a esos dos monitores que parecen ojos observando, son tan vacíos a pesar de los colores brillantes que tienen, buscas los correos electrónicos que dejaste pendientes, las cotizaciones, los clientes, las bibliotecas, la información, el mundo virtual, eso que vino a "facilitar" la vida.

Es una buena broma, te sirves un café e intentas mantenerte despierto ante esos ojos que observan. Escuchas música para intentar escapar un poco, pero no puedes evitar ponerte a reflexionar en lo decadente que se ha convertido tu vida, la repugnante rutina que va separando poco a poco tu alma feliz, la va deshojando.

Hace mucho no pasaba, en realidad siempre hay alguien detrás del monitor pero intentas ignorarlo y hoy no se pudo. Esa "cosa" te llama, parece un pequeño espejo que juega a reflejar tu imagen decadente y te dice: "mírate, otro día más aquí", te sigues esforzando para ignorar, pero estalla y comienza a decir cosas horribles de la vida, y te recomienda que lo mejor sería aventarte al metro Pantitlán, te persuade, te acosa, intenta convencerte hasta que de pronto te apropias de la idea y crees que sería una buena opción.

Sales de la oficina, te diriges al anden del metro Pantitlán, todos caminan con caras largas y con prisas, así que nadie se da cuenta de lo que está a punto de pasar. Llega el siguiente metro y saltas... justo antes de sentir el impacto, te despiertas y descubres que sólo se trata de una pesadilla, afortunadamente sigues en la cama, y de nuevo se hizo tarde.

Al menos hay un día más de vida.


martes, 18 de agosto de 2015

Tuxedomoon

En la actualidad, acceder a la música en realidad es algo bastante sencillo. Pero también es necesario tener un buen guía, una buena conexión a internet y la intensión de explorar. Eso me pasa... hace unos años llegó a mis manos un disco llamado "Flower Songs" de Blaine L. Reininger y Steve Brown, en realidad me sorprendió mucho por el sonido del violín y el piano, pero a las personas con las que me atreví a compartirlo me dijeron que sonaba a música clásica y que servía para relajarse...

Eso no sucedió con Bosque de Coninferas, a él si le sorprendió. Lo escuchamos completo un día que estábamos de paseo por el centro de Querétaro, ahora él no está, pero me siento feliz de haber dejado música bella en sus manos. Las personas que respetan la música merecen toda mi admiración y amor.

Confieso que hace unos años era bastante radical en cuanto a los temas musicales, pero ahora que he pasado por tantos géneros sigo sorprendida que la gente escuche todo el día música de banda, pero cada quien sus gustos, es muy respetable. Igual todos tenemos gustos culposos, y cosas extrañas que no compartiríamos.

Retomando el tema de "Flower Songs", sucede que uno de mis mejores "dealer" musical me mostró una canción de Tuxedomoon... en realidad no le presté mucha atención, pero hoy la recordé y sucede que es una maravilla, y, ¿qué creen? Tuxedomoon está formado por Blaine L. Reininger y Steve Brown.

Hace años que había buscado sonidos tan extraños, Tuxedomoon pasa del punk al jazz con una facilidad impresinante. Y vuelvo a recordar que para que una persona sea realmente importante en mi vida, debe tener una conexión musical conmigo. Y eso ha pasado en mis relaciones amorosas más importantes, quizá sólo me enamoro de la música...


jueves, 23 de julio de 2015

Veinte + tres

Quizá parezca extraño que desde hace tres meses los días 23 de cada mes tengan un significado trascendental en mi vida, lo he analizado y desde hace tiempo los días 23 llegan una serie de golpes de esperanza, combinados con amor y mucha música.

El día 23 de abril es el Día Internacional del Libro, y como cada año me sucede algo espectacular. Hace cuatro años, sonaba "Here comes de sun" de The Beatles en el Remate de Libros del Auditorio Nacional y ahí estaba el escritor que me robó los días 23 de abril de los siguientes dos años.

Fue una preparación para lo que vendría, cada canción, cada lugar, cada recuerdo almacenado sólo fue una ecuación para lo que vendría este año, que a pesar de la angustia que representó este 23 de abril, recuperé la fe y esa fe llegó de la mano de un ser que jamás esperé conocer... sus ojos, sus manos, la sensación de protección que venía con él. ¡Sus besos! Puedo recordar a la perfección cada canción que sonó esa noche, y las palabras que pronunciaba con la voz más tranquilizadora que he conocido hasta ahora.

El siguiente día 23, todo fue muy rápido pero puedo recordarlo bien, sobretodo "Heroes" de David Bowie y cada una de las palabras que él pronunció para inmortalizar ese momento, el inicio de algo corto que me marcaría de por vida. Quizá jamás conoceré a alguien como él, estoy segura que no. Nadie con ese gusto musical, nadie con ese sentido del humor, con esa tranquilidad que le ha dado la fe. Pero he sido muy feliz de haberlo encontrado de entre lo que parecía imposible, de entre lo que nadie creería...

Otro 23... su voz a las 6 am dándome los buenos días y "I want to know what love is" de Foreignercon. Fue un buen día. Creí que esté 23 sería diferente, un poco lúgubre debido a los acontecimientos de los últimos días... pero despertar y recordar perfectamente que me soñé en la playa escuchando "La prima estate" de Erlend Oye y sentir cada una de las notas en mi alma provocó que volviera a recuperar la idea de que los días 23 de cada mes serán un gran golpe de suerte. ¡Y después! "Misread" de la mano de Kings of Convenience y "Golden Cage" de The Whitest Boy Alive y su bajo que por momentos parece disparejo pero que encaja a la perfección con la melodía...

Y de nuevo saber que está bien, que todo fluye en tu vida... que tienes inundada el alma de alegría porque tienes una razón muy poderosa, Él. Vienen días maravillosos.

miércoles, 22 de julio de 2015

Cloudy days

Debió nacer en un día nublado porque desde pequeño amaba las música triste, las sensaciones nostálgicas, todo lo analizaba con detalle y era difícil que encajara con el resto; si yo pudiera describir su personalidad diría que era un alma vieja, rota, cansada, con la melancolía embarrada en el asfalto. Un ser que siempre aguardaba el final.

A veces preocupaba su estado de ánimo, la introspección que le caracterizaba, la capacidad de entender el atardecer y el paso del sol a través de las hojas de los árboles durante el otoño. Así fue su vida... una vida más bien corta que terminó como una canción de Nina Simone, fue tan efímero como una nota musical.

Un día se sintió tan triste que una nube lo invitó a emprender el viaje, ahora nadie lo recuerda porque quizá nunca existió, o quizá ahora es un adulto frustrado, un empleado más, un ser que se sigue refugiando en la música. O quizá de verdad está viajando en el infinito del tiempo, porque el tiempo es música y silencio en los días nublados.

martes, 7 de julio de 2015

El viaje...

La música inundaba los oídos de los transeúntes, eran ritmos muy variados y comprimidos en pequeños aparatos electrónicos con micro circuitos conectados a una gran fuente de poder desde la que se transmitían mensajes ocultos.

Con cada nota musical venía un mensaje oculto, impresionantes indicaciones criptográficas que llevaron a las personas conectadas a tener comportamientos extraños, inconscientemente sabían que el viaje había comenzado.

Muchos ya no podían diferenciar entre las imágenes reales y las que se transmitían en sus cerebros producto de los mensajes de la gran fuente de poder. La primera señal grave del viaje fue una intoxicación en el metro, justo en la estación Tacubaya en la que convergen miles de mentes conectadas que chocaban unas con otras hasta sangrar, hasta morir.

Después comenzaron los suicidios masivos, la fuente indicaba el lugar y la hora… el suicidio colectivo más sorprendente se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes, las mentes conectadas trepaban los muros y justo al medio día de un sábado gris, saltaron al mismo tiempo inundando la hermosa plaza color mármol con sangre.


Así se dieron un sinfín de acontecimientos, en todo el mundo, hasta que sólo quedaron los elegidos: los programadores de la gran fuente de poder, una élite de genios que al reunirse fueron testigos del gran final, el verdadero viaje consistía en el traslado de átomos de un universo a otro. Pero falló y una computadora terminó con todo… ahora la Tierra es sólo una mezcla de bits y música, ¿quién necesita más teniendo eso? Quizá la música era el verdadero viaje.